¿Por qué ya no creemos en la política?

No hay nada más evitable que hablar de política. ¿Pero por qué? ¿Quizá sea porque nos hemos quedado sin argumentos a causa de una gran incomprensión?

La política puede llegar a ser muy subjetiva, pero lo que sí nos podríamos preguntar es por qué cada vez creemos menos en ella. Así pues ¿Cuál sería el problema; la política o las personas que la representan a su forma y a su modo?

¿Por qué ya no creemos en la política?

¿Qué es la política? Según Wikipedia, la política es el proceso de tomar decisiones que se aplican a todos los miembros de un grupo. También es el arte, doctrina u opinión referente al gobierno de los Estados. La ciencia política constituye una rama de las ciencias sociales que se ocupa de la actividad, en virtud de la cual una sociedad libre, compuesta por personas libres, resuelve los problemas que le plantea su convivencia colectiva. Es un quehacer ordenado al bien común.

La definición, a largos trazos, podría ser esta, aunque también este término podría contener muchas más definiciones. La cuestión principal sería el por qué ya no creemos en ella. Quizá porque hemos visto demasiadas cosas desagradables por televisión, y nos hemos dado cuenta de que los políticos, la mayoría de ellos, no hacen bien su trabajo. Cómo bien especifica la definición, la ciencia política resuelve los problemas que le plantea su convivencia colectiva, y quizá en estos últimos años no sea así en España. La política es una ciencia que garantiza ciertos compromisos con la sociedad y con los ciudadanos. Plantea unas respuestas en base a preguntas i dificultades, y siempre intenta corregir de manera algo burocrática esos problemas. De alguna manera, la política tendría que estar al servicio del pueblo, y más concretamente los políticos. ¿Pero es así? En los últimos años hemos estado oyendo la palabra corrupción muchas veces, y parece que no paramos de oírla. Al parecer, los dirigentes del país animan a sus bolsillos a que se llenen de dinero, mientras que el pueblo vive ignorante a estos aferes. ¿Hay infinitas más cosas que nos ocultan?

Tal vez sea por eso que hablar de política inerve a muchas personas, independientemente del partido a que pertenezca cada cual. El quid ya no está en la ideología, sino en la forma de hacer política. En nuestro campo de comprensión se ha desvanecido de una forma voraz, el término de la política. Nuestros dirigentes, que como bien dice su adjetivo, sería dirigir el país, lo hacen a su forma y a su modo sin tener en cuanta de que están dirigiendo, pero a su vez están al servicio de él.

El mayor éxito para muchos es el realizar correctamente su trabajo con la mayor honradez posible. Así pues, ¿cuál sería el objetivo de la mala política, y de los malos políticos? Tal vez el de ganar dinero.

Sin posicionarse en ninguna opinión, y para no tener ánimos de persuasión ante el lector, la política es y siempre será importante para nuestra sociedad, y más concretamente la buena política. Cuándo las cosas pueden llegar a estar bien hechas es cuando una sociedad no tiene lugar el estancamiento, sino todo lo contrario, tiene lugar el avance y el progreso. Tal vez la definición de la política al principio del artículo, deba ser leída una y otra vez por algunos políticos antes de asistir a un acto en el congreso.

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