Saber aceptar un NO como respuesta

¿A quién le gusta ser rechazado/a? No hace falta que respondas, ya lo digo yo mismo; a nadie.

Por suerte o por desgracia, es algo que todos y todas en esta vida tenemos que vivir y superar. La cuestión del asunto reside entonces en cómo nos tomamos ese famoso “no” como respuesta. ¿Nos hunde? ¿Nos resulta indiferente?… ¿Cuál debería ser nuestra reacción ante tal situación?

Enfrontarnos a nuestros miedos es algo a lo que las personas nos cuesta con creces; ha sido así desde tiempos inmemorables. A algunos de vosotros os dará miedo la oscuridad, la soledad, la vejez, algún animal en concreto… Todos y cada uno de nosotros vivimos conjuntamente con un temor, sea este de la dimensión que sea; ahora, hay algo que compartimos cada uno de los seres humanos que habitamos este planeta; miedo al RECHAZO.

Tal y como se menciona en un artículo publicado por La Vanguardia hace ahora 4 años, “el rechazo dibuja fronteras […] Para muchos, supone una condena”.

Y es que aunque a priori parezca algo de lo que todos deberíamos reírnos, hay aquellos que equivalen el rechazo a una tragedia griega de las más antiguas. Al fin y al cabo, nadie podrá desmentir que, en el momento en el que somos rechazados por otra persona y/o grupo de personas, nuestra mente oscurece con una cantidad astronómica de preguntas con el mismo objetivo; saber por qué.

El rechazo es la razón por la cual nuestras inseguridades y nuestros complejos, por interiorizados que estuviesen, salgan de nuevo al exterior con una fuerza jamás imaginada. Sin lugar a dudas, esto provoca en nosotros un gran dolor emocional, pues tal y como hemos planteado en el parágrafo anterior, nuestro cerebro es incapaz de procesar tantas preguntas al mismo tiempo: “¿Por qué no me acepta/n? ¿Es por mi nariz? ¿Es por mi tripa? ¿Es por… ?”.

Saber aceptar un NO como respuesta

Multitud y multitud de cuestiones que lo único que provocan en nosotros es el sentimiento de vergüenza, rabia y/o tristeza, teniendo 100% claro entonces que no queremos que esto vuelva a suceder en nuestra vida. Al fin y al cabo, ¿a quién le gusta sentirse ridiculizado?

Al mismo tiempo, el rechazo crea en nosotros algo negativo de lo que deberíamos liberarnos inmediatamente; el refugio detrás de un escudo; y es que por miedo a que los demás puedan juzgarnos y, entonces, herirnos, preferimos no mostrar nuestro verdadero ser y escondernos en una “zona protegida” que nos hemos autoimpuesto, de manera que nuestra representación pública estará directamente ligada con lo que la sociedad espera de nosotros. Oye, que si eres un chico y te apetece ponerte una falda, olvídate. Oye, que si eres una chica y no te apetece depilarte, olvídate también. Os van a mirar, os van a señalar con el dedo. ¿Estáis dispuestos a ello?

Teniendo en cuenta que estamos ante un artículo publicado en una página web dedicada al amor, es normal que tendamos a relacionar el rechazo con aspectos, precisamente, románticos.    El simple hecho de pensar que podemos perder a una persona por declarar nuestro amor hacia ella es absolutamente terrorífico… No te preocupes, todos hemos estado allí.

¿Por qué continuamos tratando el amor como si fuera algo de lo que está prohibido hablar?

Tenemos miedo a exponer nuestras emociones y que la otra persona no se lo tome bien o se sienta incómoda… La cuestión aquí es la siguiente: ¿Por qué no se lo debería tomar bien o sentirse incómodo?

Que alguien te diga que sueña cada noche en cogerte de la mano es algo que debería halagarnos. Y, por supuesto, si habéis sido amigos durante cierto tiempo, al principio se verá algo bizarro, pero en ningún caso debes rechazar a la otra persona de una manera despectiva ni proponerle “un tiempo en vuestra amistad”.

Eso, probablemente, será más doloroso que un simple “NO”. ¿Cómo crees que se sentirá alguien que lo único que pretendía era mostrarte tus sentimientos? A pesar de ser la raza superior, al mismo tiempo somos realmente débiles y experiencias de este tipo nos pueden marcar, y no en el buen sentido, en nuestro camino que es la vida.

Aun así, es preciso saber que el amor no es lo único por lo que podemos sentirnos rechazados, pues tal y como define el artículo previamente mencionado, “el rechazo hace referencia a la circunstancia en la que una persona es excluida de forma deliberada de una situación, conversación o relación”. Además, existen dos tipos distintos: el activo, el cual hace referencia a la práctica de “bullying” hacia otra persona y/o al hecho de ridiculizar a alguien, y el pasivo, aquel en el que se hace el vacío o se ignora a alguien, como si este hubiese dejado de existir.

Realmente triste que algunos de nosotros estemos dispuestos a llegar tan lejos por el simple hecho de hacer daño. ¿De verdad nos satisface lo suficiente? ¿Conciliamos mejor el sueño por las noches?

¿Sabéis qué? BASTA. Basta de depender tanto de la opinión de aquellos que no se la merecen. Nosotros somos los primeros en nuestra lista de importancia, después ya vendrán los demás.

Habrá momentos en que lo pasaremos mal, de eso no hay duda, pero tal y como dijo un día el maestro de la poesía griega, “Quien vive temeroso, nunca será libre”.

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