2 Corazones, 1 Latido
En algún momento, todos hemos apoyado la cabeza en el pecho de la persona a quien queremos para disfrutar del simple sonido del latido de su corazón. Y la verdad es que nos abstraemos tanto con ese dulce y tranquilizador ritmo, que no nos paramos a escuchar el son que lo acompaña: nuestro propio corazón. Como bien dijo John Keats, “dos almas pero un único pensamiento, dos corazones que laten como uno solo”.
Recientemente ha sido resuelto un misterio que data 350 años de antigüedad, conocido como el enigma de los relojes de péndulo. ¿En qué consiste? Pues bien, en el siglo XVI, el gran físico holandés Christiaan Huygens, creador de dichos artilugios, percibió un extraño fenómeno: cuando dos de estos relojes se colocaban en el mismo soporte, como una pared o una mesa, eventualmente los péndulos tenderían a sincronizarse para marcar la melodía de los segundos en un perfecto unísono. ¿Raro, verdad? Y lo que es más raro aún es que un fenómeno similar pasa también entre los seres humanos. Mientras que los físicos parecen haber descifrado el Código DaVinci de los relojes, el misterio de la sincronía entre personas aún le quita el sueño a muchos estudiosos de la materia.
Todos hemos oído hablar sobre el efecto imitación, que se da cuando una persona copia de forma subconsciente el lenguaje corporal, los gestos o los patrones de habla de la persona con la que se encuentra. De hecho, los doctores del amor han identificado este efecto como uno de los síntomas con los que manifiesta la enfermedad de la atracción romántica en una pareja. Otros “síntomas” que podríais haber notado al interactuar con un par de tortolitos o en vosotros mismos con vuestra pareja es, por ejemplo, que comparten los mismos intereses, ríen de los mismas cosas o que acaban las frases del otro.
“¡Este tipo de sucesos no son prueba de la sincronía en el amor, de hecho ni siquiera se dan en todas las parejas y eso no significa que no se quieran!” oigo decir a los escépticos leyendo este artículo. Tranquilos, que en estas especiales ocasiones siempre está la ciencia para echarnos un cable. Resulta que esta clase de síntomas externos no son la única exhibición de la sincronía que surge entre dos personas que se quieren. Hay un importante engranaje en el motor que es nuestro cuerpo que aporta interesantes pruebas sobre este fenómeno. Seguro que habéis adivinado cuál es dicho engranaje: el corazón, claro. ¿Acaso podía ser otra cosa cuando hablamos de amor?
Pues bien, un estudio realizado en la Universidad de California en Davis ha hallado que los efectos físicos de estar en una relación romántica iban más allá de un simple vuelco en el corazón. El eje focal del estudio fue un experimento en el que se reunió a 32 parejas en una habitación tranquila y silente, en la que se les pidió que se sentarán uno enfrente del otro, sin hablar y sin tocarse, mientras estaban conectados a monitores que medían su actividad cardíaca y respiratoria. Los resultados fueron la sincronización de los ritmos cardíacos entre ellos y de sus intervalos de respiración. Después, se repitió el experimento mezclando a las parejas con desconocidos, y en este caso no se observó similitud en la frecuencia de los latidos de sus corazones.
Algo que cabría destacar es que los datos recopilados muestran que las mujeres tienden a ajustar más sus patrones cardíacos a los de sus parejas, lo que podría indicar que tienen un fuerte vínculo con éstas, quizás más empatía. Según dijo el director del estudio, el Profesor Emilio Ferrer:
“Hemos visto mucha investigación sobre cómo una persona en una relación puede experimentar lo que la otra persona esté experimentando emocionalmente, pero este estudio demuestra que también comparten experiencias a nivel fisiológico”.
Profesor Emilio Ferrer
Otra manifestación de la sincronía entre parejas se puede observar en los patrones del sueño, según un estudio de la Universidad de Pittsburg, en el cual salió a la luz que se daba una sincronización general bastante alta de los ciclos de sueño y desvelo de una pareja que dormía en la misma cama; de hecho, alrededor de un 75% del tiempo dichos ciclos coinciden. El porcentaje es aún más alto en los parejas en los que la mujer reporta un alto nivel de satisfacción marital. Es más, previos estudios mostraron que cuando una mujer comparte lecho con su pareja, mejora la calidad de su descanso, efecto consistente en diferentes culturas, pues estas investigaciones incluían participantes Caucásicos, Africanos, Americanos y Chinos.
Hay cierta ironía en que, siendo cada persona tan diferente de cualquier otra, busquemos la belleza de la simetría en cualquier aspecto de nuestras vidas. No queremos parecernos a nadie, y, sin embargo, disfrutamos de cada acorde del potente vínculo que nos llega a convertir en el reflejo de la persona que queremos. Quizás Huygens no sólo descifrará un fenómeno físico, sino también un fenómeno humano, pues parece ser que dos personas, cuando se ponen en el mismo soporte, como una relación, o una cama, para quien lo prefiera, muestran una eventual tendencia a sincronizarse, cual péndulos de dos relojes.
Agradecimientos a Imagen de Stefan Keller en Pixabay