En 2020, ¿vas a contar las calorías o los orgasmos?
Acabamos de comenzar el año 2020 y todo son buenos deseos y buenos propósitos para con los demás y para con nosotros mismos, como deber ser. Llevado de la fiebre del “este año me he propuesto hacer esto, y esto, y lo otro…” creo que fui de los primeros en volver al gimnasio con mis mejores intenciones y hasta ahora lo estoy consiguiendo con algunas novedades que me han hecho reír hasta el punto que ya no sé si voy al gimnasio para cuidar mis pocos músculos y tenerlos tonificados (no aspiro a mucho más) o a escuchar algunas conversaciones en el jacuzzi que no quiero escuchar… pero que las tengo que escuchar porque algunos y algunas hablan “de todo” como si estuvieran solos con un amigo o una amiga en el jacuzzi.
Jacuzzi: día 1 calorías, día 2 orgasmos
Como todos sabemos un jacuzzi o yacusi es una bañera de hidromasaje con chorros de agua caliente por abajo y por los lados que relajan un montón durante el tiempo recomendado (unos 10 minutos por sesión). Y aquí viene lo bueno.
El primer día de 2020 que fui al gimnasio lo quise hacer todo muy bien por aquello de “año nuevo intenciones nuevas”. Bicicleta para calentar el cuerpo, tablas de ejercicios, aparatos de todo tipo, piscina, jacuzzi, ducha y salí como nuevo… pero en el jacuzzi coincidí con dos ciudadanos muy musculosos que ocupaban la mayor parte del jacuzzi con sus músculos y yo me quedé en una esquina sobreviviendo ante tanto ataque de burbujas que salían por todas partes y tanto músculo masculino que parecía amenazar hasta a las pobres burbujas.
Los dos ciudadanos me ignoraron completamente, durante los 10 minutos del jacuzzi solo hablaban de calorías, de lo que comían y no comían y de lo se metían en el cuerpo para estar así. Salí del jacuzzi relajado y un poco acomplejado porque ni en sueños mis cuatro chichas podrían llegar a emular a estos dos ciudadanos que empezaban el año hablando tan efusivamente de calorías y de músculos.
El segundo día de 2020 que fui al gimnasio hice lo mismo que el primer día pero me aseguré de que en el jacuzzi no estuvieran aquellos dos ciudadanos musculosos acaparadores de calorías y de burbujas… en su lugar había dos ciudadanas de buen ver que charlaban animosamente y que no solo charlaban sino que se reían al ritmo de las burbujas con mucho desparpajo. Me incorporé sigilosamente al jacuzzi, tras saludarlas educadamente, me fui instintivamente a “mi esquina” (si es que un jacuzzi redondo tiene esquinas), me hice el relajado y escuché, quisiera o no quisiera, que hablaban de orgasmos… lo que me hizo rápidamente afinar las orejas cual lince ibérico. Hablaban sin tapujos de un aparatejo succionador del clítoris que habían comprado por Internet y que parece que les hubiera cambiado la vida… porque en vez de hablar de las susodichas calorías más propias del inicio del año por los excesos gastronómicos cometidos durante las navidades… parecía que Papá Noel se hubiera asociado con los Reyes Magos para traerles el regalo de su vida.
Intrigado, cuando llegué a casa me metí en Internet y, efectivamente, allí encontré información de todo tipo en la feria CES (Consumer Electronic Show) de Las Vegas, entre la que estaba el famoso aparatejo del que hablaban en el jacuzzi, además de otros muchos aparatos tecnológicos para ambos sexos.
Decididamente hay que hacer ejercicio, volver al gimnasio y hacer algún jacuzzi de vez en cuando para relajarse entre burbujas… porque cuando la gente está relajada lo mismo tiene conversaciones (propias o ajenas) sobre calorías, que sobre orgasmos, que sobre… ¡a ver con qué me sorprende el próximo jacuzzi desde mi esquina!
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