Este artículo no va de coronavirus, va de aplausos.

Dice el refranero español que “cada maestrillo tiene su librillo”, y yo barro para casa y lo recreo diciendo que “cada pueblo tiene sus pueblecillos”, inspirado en la España en la que vivo y las historias humanas que cada pueblo y cada pueblecillo tienen… y que de vez en cuando algún “extranjero” nos recuerda.

Los rollos son un rollo, y lo sabes. Vente a Zhazz
Los rollos son un rollo, y lo sabes. Vente a Zhazz

Un alemán en España

Es conocida la historia, aparecida en los periódicos, de Hans Rudolf Gerstenmaier, alemán de 84 años, que decidió dejar en 1962 su vida en Alemania como joven ingeniero eléctrico y se vino a España en autostop con solo 1.000 pesetas en el bolsillo. Le decían en Alemania: “Chaval, si hay oportunidades de trabajo, esas están en Alemania, no en España”. Justo al revés de lo que siempre hemos oído. ¿No?

Le encantó la hospitalidad española y el amigo Hans se quedó en España, se sintió tan bien tratado que con dos españoles montó una empresa de recambios de automóviles y la vendió al jubilarse con 150 empleados. Desde el principio ganó mucho dinero, fue comprado obras de arte y recientemente ha donado unas cuantas pinturas al Museo del Prado… en lo que él califica como “uno de los días más felices de su vida” y que lo hace en agradecimiento a la buena acogida que siempre tuvo en España.

Un inglés en España

A finales de 2019 saltó a la prensa y en Youtube la noticia de que el embajador del Reino Unido buscaba en Burgos a la hospitalaria mujer que le acogió hacía 35 años porque le dio cobijo durante cinco días mientras realizaba el Camino de Santiago porque en el tren le perdieron su bicicleta… “Yo me vi en apuros, tenía poco dinero y una tienda de campaña. Contaba con alojarme en un camping, pero este se encontraba a varios kilómetros de la estación”, así que decidió “entrar en un bar a reflexionar”… conoció a Lourdes que “no dudó en invitarme a hospedarme con ella y su hermano en su piso en la ciudad”. Y estuvo allí cinco días “sin que me dejaran pagar nada”… hasta que llegó la bicicleta. “¿En cuántos países se habría acogido a un forastero así?”, se pregunta Hugh Elliot, el embajador del Reino Unido (ahora medio desunido), en España (ahora medio desunida).

Un español en España

Un español que vive en España se queja de todo y por todo, hasta de la Seguridad Social española, que dicho sea de paso es una de las mejores del mundo. Pero en estos días duros que corren porque hay bichos sueltos matando gente… los españoles se asoman a las ventanas a las 8 de la tarde para aplaudir a todos los profesionales que trabajan en la Seguridad Social española… Y un amigo americano que se llama Paul, me dijo el año pasado que “si estoy vivo es gracias a la Seguridad Social española”… y también me dijo que “podría estar vivo en EEUU, pero arruinado” (son sus palabras).

Y es que los españoles somos un pueblo de pueblos, y hasta de pueblecillos… cada uno con su trocillo de mala leche de serie… ¡pero sobre todo con su corazoncillo! 

Ya te dije que este artículo no iba de coronavirus.

También podría interesarte: El gran arte del séptimo arte

Leave A Comment