“STUDIO 54”: la discoteca que definió un antes y un después en la liberación más absoluta de la sociedad.
Ha llegado el momento; se trata de una ocasión especial. Estamos orgullosos de decir que esta es la Newsletter número 100 de Zhazz. El camino para llegar aquí ha estado lleno de obstáculos a los que nos hemos afrontado, pero siempre con la ilusión de aportar algo en lo que creemos fervientemente a la comunidad.
A estas alturas del partido, sabréis exactamente qué es aquello que nos gusta; el amor, aquél del que se dice que puede llegar a mover montañas, aquél del que se dice que puede llegar a curar todos los males. El amor que nos mueve desde Zhazz es el que no está ligado a ningún tipo de obligación, el que se basa en las conexiones más profundas a través de conversaciones, aficiones y mimos.
Es por eso que esta centésima entrada debe ser tratada con especial cariño y atención, de manera que hemos decidido volver a darle luz a un auténtico fenómeno internacional de finales de los 70 que llegó a mover las masas como ningún otro evento lo hizo antes. ¿Sabéis ya a qué nos estamos refiriendo?
Cuando una discoteca se convierte en un lugar para todos
“Ladies, gentlemen and everyone in between” … [redoble de tambores] Bienvenides al STUDIO 54, el club de referencia en EEUU y en el mundo entero. El 26 de abril de 1977, Ian Schrager y Steve Rubell, dos amigos de la Universidad de Siracusa, unieron fuerzas para crear el que se convertiría en el lugar de referencia para todas las comunidadesdonde el prejuicio no pudiese existir; un lugar donde a pesar de estar rodeado de celebridades del mundo del cine y la música, podías llegar a sentirte la estrella más brillante de toda la constelación.
El objetivo principal era establecer un espacio en el que al anochecer pudieses actuar con total libertad, fuese cual fuese tu rutina antes de que el sol se pusiera. Y a pesar de que gays, lesbianas y transexuales todavía padecían la discriminación y el abuso físico y verbal en las calles, encontraron por fin un lugar donde podían sacar a relucir su verdadera forma de ser y actuar.
Muchas de las personas que acudían al club nunca habían visto a dos hombres besarse, pero la verdad es que una vez se abrían las puertas del club a nadie le interesaba lo que decidías hacer con tu vida, pues lo que verdaderamente importaba eran las ganas de pasárselo como nunca antes y olvidarse de los problemas del exterior. La Guerra Fría era algo muy presente en aquel momento y por una vez, lo único que se quería era bailar hasta que doliesen los pies. De esta manera, la intensidad, el sudor, el calor, la diversión, la libertad y la sensualidad se convirtieron en los conceptos clave del club.
Los dos socios se convirtieron en la perfecta combinación para el negocio. Por un lado, Schrager se centró en lo que había detrás de las bambalinas, mientras que Rubell disfrutaba de su papel como relaciones públicas del lugar rodeándose de los famosos que le hicieron popular gracias a su don de gentes. Por primera vez, Rubell se sentía realizado.
El STUDIO 54 pasa a ser un fenómeno de masas
Algo realmente curioso fue la localización donde Schrager y Rubell decidieron instalar esta icónica discoteca: la calle 54 del West Side. Quedaron fascinados por el poderío de un antiguo edificio de la cadena CBS originalmente construido durante los años 20 y en tan solo 6 semanas consiguieron adaptarlo a su pionera visión. Sin lugar a dudas, los socios no estaban dispuestos a desperdiciar esta oportunidad y decidieron jugárselo todo a una baza, apostando por una iluminación diseñada por ganadores de un “Tony award” y la ayuda de una publicista que se llevaría una importante comisión si conseguía traer a las personalidades más reconocidas del momento.
No resultó extraño para nadie que el día de la inauguración se convirtiera en un auténtico festival del desmadre. La policía tuvo que intervenir, el mismísimo Rubell tuvo que involucrarse en la toma de decisiones a la hora de echar a aquellas personas que no consideraban aptas para su club… No, no estamos exagerando lo más mínimo; ¿no llevabas el sombrero adecuado? ¿tus zapatos no relucían lo suficiente? ¿no te habías afeitado? Estabas fuera. La cantidad de personas acumuladas tanto el día de apertura como el resto del tiempo que estuvieron abiertos era tan espectacular que había que realizar algún tipo de criba, basado único y exclusivamente en el ego y en el aspecto físico. El hecho de poder estar rodeados de las personas más “cool” del momento hacía que la gente estuviera dispuesta a cambiar de estilo e incluso de personalidad para poder entrar. Celebridades como Elizabeth Taylor, Liza Minnelli, Andy Warhol, Diana Ross y Michael Jackson se convirtieron en las estrellas recurrentes del “Studio” y desde aquel instante, cada fin de semana el Studio 54 se llevaba la portada de los periódicos, cosa que hizo que la gente estuviese preparada para hacer cualquier cosa para aparecer en esa fotografía.
Nadie sabía lo que podría llegar a pasar en una noche en el Studio 54. Nada más cruzar las puertas, si tenias la suerte de entrar, la música te invadía el cuerpo mientras atravesabas una sala rodeada de espejos y una gran alfombra roja que te hacía sentir como si estuvieses caminando en uno de los desfiles más importantes del mundo. Una vez dentro podías encontrar desde acrobacias, gente paseándose en caballo y personajes recurrentes en el club tales como “Disco Sally”, una mujer de 78 años que se desvivía con cada canción que sonaba por los altavoces o “Rollerina”, un banquero que a medianoche se convertía en una fabulosa hada madrina sobre patines. Schrager y Rubell supieron vender perfectamente una experiencia que repercutía en todos los sentidos; una experiencia envuelta en el sexo, la música, el alcohol y las drogas.
El éxito es un arma de doble filo
Cuando el éxito llega a ser desbordante puedes llegar a pensar que eres intocable, y eso es un claro error. Vamos, que se te ha subido el éxito a la cabeza.
El 14 de diciembre de 1978 el “Studio 54” fue denunciado por fraude fiscal y posesión de cocaína, y desde ese momento las cosas no hicieron nada más que venirse a bajo. La mala prensa hacía que la gente estuviese todavía más interesada en disfrutar de una inesperada noche en la discoteca, pero eso no iba a ayudar a los socios a librarse del problema.
Después de 37 meses de duro trabajo junto a los mejores abogados estadounidenses, los socios se declararon culpables para poder proteger el estudio. Y esperad que aquí viene lo bueno…
A pesar de tener que cumplir más de 3 años en prisión, los socios no hicieron otra cosa que celebrar la mayor de las fiestas celebradas en la discoteca. Si tenían que despedirse, lo harían por la puerta grande. Todo el mundo acudió a este evento que se convirtió en un “cultural reset” gracias a la actuación de Steve Rubell con la canción “My way” (“A mi manera”) de Frank Sinatra, una composición que cuenta con una letra que podría encajar perfectamente con la vida de estos visionarios. Veamos algún ejemplo:
“I’ve lived a life that’s full […]
Yes, there were times, I’m sure you knew
When I bit off more than I could chew […]
I faced it all and I stood tall
And did it my way”
Vamos a ser honestos, lo que quería mostrar era el orgullo de haber vivido una vida en la que, a pesar de cometer errores y querer abarcar más de lo que se podía, siempre hay que volverse a levantar y continuar viviendo una vida plena y feliz. Desde Zhazz nos sentimos plenamente conectados a estos versos, pues si hay algo que nos diferencia es la transparencia con la que defendemos la libertad de cada individuo de hacer su vida de la manera que crea más conveniente. Pero siempre siendo tú mismo, estando satisfecho con quien quieras ser.
El legado de los emprendedores
Después de salir de la cárcel y habiendo vendido el local, decidieron empezar de cero y centrarse en la compra de inmuebles en las zonas más glamurosas de la ciudad, llegando a convertirse en copropietarios de hoteles de lujo. Al fin y al cabo, la música disco ya había pasado de moda y los socios no podían hacer nada más que tirar para delante.
Steve Rubell murió por complicaciones con el VIH en 1989, y aunque fue uno de los momentos más duros de Ian, éste decidió continuar con el legado de su “hermano” colaborando en la creación los “Hoteles Boutique” (espacios con ambientes muy íntimos y poco convencionales con un aspecto más bien lujoso) vendiendo más tarde la licencia a la cadena hotelera Marriott, conocida internacionalmente.
¿Y cuál es la moraleja de la historia? Que es necesario darnos cuenta de que las segundas oportunidades existen de verdad. Somos muchos los que hemos llegado a pensar que esta vida nos ofrece tan solo una oportunidad y que hay que coger el maldito tren que al parecer solamente para una vez en la estación que es tu vida. Sinceramente, esta hipótesis solamente hace que nos presionemos más a nosotros mismos.
En Zhazz creemos que es posible volver a sentir esas mariposas en el estómago, ya sea por un nuevo proyecto o un nuevo amor en tu vida; en una nueva oportunidad. A veces nos sentimos mal por tener que admitir que necesitamos un nuevo enfoque para poder tirar adelante y tememos el hecho de poder meter la pata hasta el fondo si decidimos dejarlo todo atrás. Pero precisamente de eso se trata, de romper completamente con aquello que no te resulte satisfactorio. Merecemos ser amados; merecemos ser felices que la vida es demasiado corta como para pensarte las cosas dos veces.
Fuentes de información: History daily | Sonia Moskowitz | ICON | Filmin | Música divina | Live Auctioneers | Mackenzi Estroh | NY Design Agenda