El amor como fuente de inspiración musical
La música forma parte de nuestras vidas a diario. Cuando vamos a trabajar, cuando estamos haciendo deporte, cuando nos estamos duchando… todo el santo día con los auriculares puestos, pero, ¿nos paramos a escuchar lo que verdaderamente dicen algunas de nuestras canciones favoritas?
No será por géneros musicales. Hoy en día tenemos a nuestra disposición una infinita biblioteca musical que nos permite escuchar las canciones más adecuadas en función de lo que sintamos en un momento en concreto. A lo mejor nos apetece escuchar una buena historia de superación personal para motivarnos a seguir con nuestro día, pero vamos a ser honestos, no hay nada que nos guste más que poner las orejas y disfrutar de una buena historia de amor cantada.
En un estudio realizado por Salvador Climent Roca i Marta Coll-Florit, de la UOC (Universitat Oberta de Catalunya), estos afirman que “la música pop se crea con el objetivo de lograr el éxito comercial. La evocación de amor y del desamor ejerce una poderosa atracción hacia el público”.
Da igual el tipo de amor al que nos estemos refiriendo. Ya puede ser un amor fraternal, el cariño incondicional hacia tus padres, hacia tus abuelos, o una dedicatoria amorosa a la que consideras que es tu media naranja, pero, al fin y al cabo, no deja de ser amor. Y no nos olvidemos del desamor, pues puede llegar a ser una poderosa arma de destrucción de las listas de popularidad. Que se lo pregunten a Taylor Swift, que en varias ocasiones el hecho de habérsele roto el corazón le ha supuesto una fuente de inspiración de la que han salido algunos de sus mayores hits.
La revista cultural Time Out publicó un artículo en el que presentaban “Las 20 mejores canciones pop de la historia”. ¿Tenéis curiosidad para saber el título de algunas de ellas? Like a Prayer de Madonna, I Wanna Dance With Somebody de Whitney Houston, Rolling in the Deep de Adele, Sorry de Justin Bieber o Shape of you de Ed Sheeran, todas ellas representantes de algunas de las declaraciones más importantes de la industria musical.
El mismo estudio que hemos mencionado previamente nos explica todas las maneras en que los artistas se refieren al amor. Tenemos desde el amor basado en el contacto físico, la proximidad, el sufrimiento, la posesión e incluso hasta el uso metafórico del amor como si se tratara de una comida tentadora.
Fijaos en una cosa: hemos mencionado conceptos como el de “posesión”. ¿Desde cuándo estamos de acuerdo en que una persona pertenece a otra? Cuando nos encontramos una relación de estas características en nuestro alrededor no nos lo pensamos dos veces antes de proclamar a los cuatro vientos lo mal que se está gestionando. Entonces, ¿por qué nos dejamos los pulmones cantando las canciones que implican este mismo estilo de vida?
¿Será el ritmo? ¿Será lo pegadizo que es el estribillo? Es evidente que los cuentos de hadas no existen y podemos llegar a sufrir por amor. Somos humanos y tenemos sentimientos. También debemos tener en cuenta que si así se hace es porque todas estas conexiones que hacemos con el amor están muy ancladas a nuestra cultura y a la manera que tenemos de relacionarnos en el mundo occidental.
Aun así, dejadme proponer un ejercicio. ¿Por qué no pararse a escuchar un momento lo que hay detrás de unos sonidos que nos resultan placenteros? ¿Qué dice la canción? ¿Cuál es la historia que nos están contando? ¿Nos parece correcta la manera con la que están expresando el concepto del “amor”? Muchas preguntas que podríamos responder en tan solo tres minutos de nuestras vidas.
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