No te autoengañes. Y si lo haces, hazlo bien.

Last Updated: 01/09/2019By

Hoy voy a hacer de celestina casando dos historias diferentes, pero que tienen mucho en común.

No te autoengañes. Y si lo haces, hazlo bien.

Cuando era niño, y no había internet, escuché una conversación de mayores de esas que estaban prohibidas escuchar a los niños. Unos adultos hablaban de que un amigo se estaba “quedando soltero”, es decir, que no encontraba “aparejo” por sus propios medios. Así que le prepararon una cita con otra “soltera” de un pueblo de al lado, y a la luz de los resultados se “arreglaron” (¡no he dicho se enamoraron!). Total, que se casaron y no sé si comieron perdices pero yo muy felices no los he visto nunca.

Una vez di un mal consejo a un amigo. Tenía dos ofertas de trabajo, me consultó, y le recomendé la que tenía mejor sueldo. Craso error. El sueldo no debería haber sido el principal criterio de elección, nunca encajó y al poco tiempo se fue de la empresa. Sí deberían haber sido criterios de elección: el de mayor adecuación a su perfil, el que le hiciera más ilusión, el que le ofreciera mayores posibilidades de desarrollo personal y profesional a medio y largo plazo, lo que sin duda habría acabado, tarde o temprano, con una mejora continuada de sueldo.

Dos de las decisiones más importantes de cualquier persona son: decidir con quien va a compartir la vida, y decidir cómo se va a ganar la vida.

La primera historia me parece triste. Es un buen refrán: “Mejor sólo, que mal acompañado”, aunque en este caso sería “Mejor sólo, que acompañado para no estar sólo”. Pienso que es mejor tener la ilusión de encontrar algún día el amor, que saber que ya no vas a tener la ilusión de encontrarlo porque tú mismo te has cerrado las puertas. Tener ilusión puede hacerte feliz porque persigues un sueño, perder la ilusión te hace definitivamente infeliz. Pero no nos engañemos para “encontrar” hay que “buscar” y hay que “buscar bien”. No hay que “conformarse” y ahora internet puede ser una herramienta muy buena para el amor, para relacionarse, para el trabajo, para muchas cosas… si se utiliza bien o muy mala si se utiliza mal.

De la segunda historia poco hay que añadir. De los errores se aprende y rectificar es de sabios. Ahora cuando algún amigo me pide consejo le digo “la verdad” y luego hace lo que le da la gana, pero al menos me queda la tranquilidad de que está bien informado porque le doy mi opinión sincera pensado en el largo plazo.

A la luz de estas dos historias lo mejor es no engañarse a sí mismo porque tarde o temprano aparecen “las verdades”. Y si uno decide engañarse a sí mismo que se engañe bien, es decir, a sabiendas de que se está engañando, pero que no se queje después de cómo le trata la vida, porque el que siembra vientos, recoge tempestades… si bien el que siembra sobre seguro (tierra de calidad, riego, sol) suele tener buena cosecha.

Y digo “suele tener” porque lo que se dice “seguro”, seguro”, “seguro” no hay nada (¡nadie esperaba una tormenta de granizo con bolas como canicas!)… pero al menos te queda la tranquilidad de que has hecho las cosas bien… porque si se hacen las cosas bien las posibilidades de éxito aumentan. ¿O no?

Anonimus Amorimus

Agradecimientos a:

https://pixabay.com/es/tiempo-dinero-t%C3%ADtere-1594638/

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