¿Por qué no nos queremos a nosotros mismos?
¿Por qué debemos querernos a nosotros mismos? Nosotros como individuos de este mundo, nos cruzamos con muchas personas en nuestro día a día. Algunas son cercanas, otras pasajeras, pero aquella que siempre está a nuestro lado es nuestra identidad. Como el cuerpo, que nos acompañará y servirá de envase a nuestra personalidad. ¿Como uno se puede sentir reconfortado si no ama y quiere eso?
La autoestima ni se compra ni se vende. Puede pertenecer a cualquier persona que la desee, pero no siempre está disponible. A veces el deseo de conseguir alguna cosa fervientemente no tiene la fuerza necesaria como para alcanzar dicho deseo. Así pues, entra en escena el trabajo y el esfuerzo.
Como todo en la vida, casi todo se debe conseguir mediante el esfuerzo y el compromiso, aunque es cierto que muchas veces se pueden alcanzar grandes cosas mediante la eficiencia y la habilidad. La autoestima requiere todo eso. Esfuerzo y dedicación suelen ser amigas de la autoestima, ya que en ella se van forjando los resultados que adquirimos gracias a nuestro trabajo. En pocas palabras: Para hacer que tus sueños se hagan realidad, siempre que estén al alcance de lo posible, hay que luchar hasta el final.
A partir de los resultados obtenidos gracias a nuestro esfuerzo, nuestra autoestima puede aumentarse día a día.
¿Pero de dónde puede venir el origen de la baja autoestima?
Las razones pueden ser incontables. A veces nos miramos en el espejo y vemos a una persona que no nos gusta físicamente, o a veces tenemos un ejemplo a seguir y nos damos cuenta de que no tenemos las habilidades necesarias para parecernos, o simplemente nos convertimos en jueces de nosotros mismos y vamos analizando las características negativas que nos acompañan y nos damos cuenta de que son muchas. Todo esto se podría definir como la escasez de seguridad que sufren muchas personas. La inseguridad impide la libertad de muchas formas; de poder relacionarse con los demás, de realizar ciertas actividades, de salir de casa y dejarse mostrar…
Todo eso va aumentando cada vez más en una sociedad ahogada de prototipos. Es así. Vivimos en un mundo dónde las imágenes son las máximas protagonistas. Imágenes dónde se muestra una belleza con un prototipo que se va repitiendo de panel en panel. ¿Es la belleza auténtica? Naturalmente que no. La belleza física es siempre subjetiva mientras que la belleza interior suele coincidir con los gustos comunes. Ahora bien, ¿la belleza que muestran los carteles y las imágenes, es la belleza al gusto del consumidor? Sí. ¿Es la belleza más comprada y aceptada? Sí. No por eso debe ser la que siempre valga como belleza.
Y es eso lo que a muchas persones les falta. La seguridad y la gran autodeterminación de enamorarse de uno mismo.
Sólo entonces dejaremos que alguien se enamore de nosotros, ya que de alguna manera le abrimos las puertas para experimentar lo que se siente al querernos y al enamorarnos. Y así somos doblemente queridos y enamorados. El enamoramiento personal construye muchos fundamentos y define los orígenes del amor. ¿Sino nos queremos a nosotros mismos, como nos pueden querer otras personas? Unas personas que entran en nuestras vidas, y siempre tienen una fecha de caducidad, mientras que con nosotros mismos convivimos toda nuestra existencia. No somos ni más ni menos que otras personas. Tenemos las habilidades necesarias para amar y ser amados y todos tenemos un gran valor como personas, individuos y seres humanos.
La autoestima no es más que un conjunto de percepciones sobre nosotros mismos.
Unas percepciones y sentimientos que nos proporcionan evaluarnos y sacar conclusiones. No somos perfectos, y la imperfección debe ser aceptada como integrada en nuestras vidas. Somos seres perfectamente y maravillosamente imperfectos.
Auto reconocimiento, auto aceptación, autovaloración, auto respeto, auto superación, auto eficacia y auto dignidad forman parte de la escalera de la autoestima la cual no es fácil tenerla, y en caso de tenerla es difícil conservarla. Siempre pende de un hilo y a veces obedece las ordenes de nuestro estado de ánimo cuando éste lo nubla todo de negro. Vale la pena pues, analizar lo bueno que tenemos, lo positivo que nos define, nuestros rasgos físicos extraordinarios, y nuestra capacidad para ser mejores cada día. Para ser aceptados, aceptémonos con toda la fuerza posible. Somos nosotros, nuestra identidad, somos el cuerpo con el que viviremos para siempre, somos la mente con la que pensaremos, analizaremos y juzgaremos para siempre.
¡Somos únicos e irrepetibles!
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