¿Qué ha pasado con el tête-à-tête? La neurociencia nos lo explica.
Somos una sociedad conectada. Vivimos pegados a una pantalla; la del ordenador en el trabajo, la del teléfono móvil mientras paseamos, la de la Tablet mientras vamos en transporte público… La pregunta que podríamos formular, entonces, es: ¿Qué hacemos mientras estamos conectados?
Gracias a un reportaje ofrecido por el programa “Equipo de Investigación”, emitido en La Sexta, se ha observado que son muchas las personas que utilizan alguna aplicación para ligar. En España, actualmente hay alrededor de trece millones de solteros y solteras, de los cuales la mitad están inscritos a una o varias de las hasta trescientas aplicaciones de búsqueda de pareja que se pueden encontrar en la Península.
La más utilizada hoy en día es una aplicación creada hace cuatro años por un universitario estadounidense que buscaba su media naranja, Tinder, un concepto que revolucionó la manera de relacionarnos y conocer a gente nueva que se ha llegado a propagar por todo el globo; un concepto que consiste en conocer a personas de tu agrado de hasta 161 kilómetros a la redonda basándose en las características físicas y emocionales más básicas.
Pero esta no es la única herramienta gratuita que se ofrece a los/as solteros/as, si no que actualmente se pueden encontrar todo tipo de nuevas aplicaciones segmentadas en la sociedad. Hay una aplicación para los amantes de los animales, los deportistas, los musulmanes… ¡hasta los veganos! Y todas con un único fin, encontrar aquella persona que mejor encaja contigo.
Según diferentes estudios realizados, servicios como el de Tinder, por ejemplo, hacen que al mes, aproximadamente, se organicen hasta 26 millones de quedadas, o también, por ejemplo, que haya unos 10 millones de “swipes” (acción de arrastrar el dedo a la derecha o izquierda de la pantalla para marcar si una persona es o no de tu agrado). Nos encontramos delante de todo un fenómeno al que diferentes personas admiten estar enganchadas, pasando sus horas delante de una galería fotográfica seleccionando aquello que le gusta, como si de un supermercado se tratase al escoger el mejor producto para satisfacer sus necesidades, en el sentido más banal de la palabra.
Ya lo comenta Francisco Arribas, neurocientífico, al mencionar que a medida que las personas dan más “likes” y reciben más “matches” (momento en el que ambas personas se gustan), más atención le prestan a la aplicación y más expectativas le otorgan a esta. Al fin y al cabo, tal y como éste explica, es el momento en el que se activa en nosotros el nombrado Núcleo Accumbens, una neurona que se activa en cuanto recibimos una recompensa emocional con muy poco esfuerzo; en este caso, ver que eres de agrado para varias o muchas personas mediante tan solo un clic.
Es de “extrañar” que, al tratarse de aplicaciones de tipo gratuito, estas puedan sostenerse en el mercado de una manera estable. ¿Por qué? Por un lado, encontramos la continua búsqueda de expansión de mercado y captación de nuevos clientes, algo que se lleva a cabo gracias a las técnicas de comunicación que aplican los departamentos de marketing de estas empresas, la mayoría de ellas formadas por personas de distintas nacionalidades y con una media de edad de treinta años. Por otro lado, dentro de toda aplicación considerada como “Freemium” (gratuita), hay la posibilidad de que sus clientes pasen a ser “Premium” y tengan la posibilidad de obtener un trato especial a 20 céntimos la ventaja.
Aun así, ya lo explica Elena Arrieta, periodista del diario “Expansión”; para que una aplicación “Freemium” sea rentable es fundamental que sea utilizada por mujeres, pues de esta manera también se podrá captar la atención de los hombres. De hecho, hay aplicaciones que tan solo cobran a los usuarios masculinos, como si de una discoteca se tratase.
Sin lugar a dudas, la inmediatez que ofrecen servicios de estas características hace que la sociedad esté mayor predispuesta a conocer a nuevas personas, hasta llegar al punto de quedar con una persona diferente cada día. Entonces, ¿el hecho de tener más citas implica tener más posibilidades de encontrar al “amor verdadero”?
Para nada; más bien al contrario. Quedar con una variedad tan extensa de personas hace que se llene el bagaje experiencial de cada uno, es cierto, pero el hecho de saber que gracias a la aplicación tengas siempre la posibilidad de encontrar algo mejor hace que la ambición llame a las puertas de nuestros sentimientos y nunca lleguemos a sentirnos realizados como tal.
Que las redes sociales y esta nueva gama de herramientas hacen que hayamos avanzado como sociedad es algo innegable; los métodos tradicionales de comunicación están quedando atrás. Sin ir más lejos, en un futuro no muy lejano, quizás, habrá una generación entera que relacionará de manera directa el contacto entre dos personas con el lenguaje HTML.
Por lo tanto, ¿dónde quedan las relaciones de tú a tú? Aquellas en las que miras a los ojos de la otra persona para saber qué expresa, qué siente. ¿Qué se ha hecho del conocido tropiezo en una cafetería? ¿Qué se ha hecho de los encuentros casuales en fiestas de amigos en común?