Solteros, pero Casados.
He leído con mucho interés el artículo “La definición de soltería” y su interesante clasificación.
- Solteros independientes
- Solteros autosuficientes
- Solteros aislados
- Solteros de baja autoestima
- Solteros existenciales
- Solteros ideológicos
- Solteros de transición
- Solteros por aprendizaje
Pues bien, en mi opinión falta añadir a esta clasificación la de los “Solteros, pero Casados”. No sé si esta clasificación tiene muchos “miembros y miembras” de los 6.000.000 millones que hay en España, pero es con la que me identifico. Yo siempre he estado Casado desde que me inauguré en las artes del amor, siempre me he visto compartiendo la vida con una mujer… el problema es que había tantas mujeres que me gustaban que no sabía cual escoger y cuando escogía a una, ella no me escogía a mí. Picaba por aquí, picaba por allá y me di cuenta de que lo más divertido de la vida, de momento, era el “picoteo”, por lo que pasé muchos años picoteando… pero al final siempre me quedaba con hambre (como cuando vas de tapas).
Lo cierto es que este ir y venir (tú dejas a una, una de deja a ti, los dos nos dejamos mutuamente) te va dando una sabiduría que solo se consigue yendo y viniendo muchas veces. Por ejemplo, salí en mis años mozos con una recién licenciada en Derecho que lo tenía “casi” todo (hay que partir de que no existe la mujer 10 ni el hombre 10, eso ya forma parte de la “sabiduría”) e hizo una vez un comentario sobre las clases sociales que mi sabiduría supo interpretar rápidamente y aprendí que con ella “no me veía Casado”… pues sus valores y los míos no iban a misa. Me llevé una buena bronca de mi propia familia y de la parte de mi cerebro más libidinosa (estaba muy buena)… pero mi intuición y el tiempo me dieron la razón como se demostró después.
Y vuelta a empezar de 0 con el mismo entusiasmo
Esa es la clave, si juzgas a todas las mujeres por las “decepciones pasadas” te estás haciendo un anoréxico favor. O si eres mujer y eres de las que dicen que “todos los hombres son iguales”, estás metiendo en el saco a los miles que somos diferentes, y por lo tanto te estás cerrando las puertas ti misma. No es que no haya hombres y mujeres valid@s, es que los tienes delante y no los ves o no te molestas ni en abrir los ojos (entre 6.000.000 millones de español@s solter@s… alguno habrá “buen@” que se adapte a ti… quitando a los políticos que son una especie especial que ya sabemos que se solo se casan por conveniencia).
La clave está, en mi opinión, en empezar de 0 con entusiasmo las veces que haga falta, con un agravante: el tiempo pasa y tenemos un tiempo limitado. Enamórate y desenamórate las veces que haga falta, hay gente muy válida con la que compartir la vida a los 30, a los 40, a los 50, a los 60, a los 70, a los 80, a los 90 y a los 100 (de los 20 a los 30 no hablo porque es la fase de exploración puramente sexual del mercado sentimental y de los 15 a los 20 bastante tienes con enamorarte-desenamorarte del famosillo de turno, y sacarte la ESO o el Bachillerato).
Después de los 100, más o menos, ya da igual porque todos acabamos tiesos… solo que quien mejor lo dice es Christian Andersen: “Disfruta de la vida. Hay mucho tiempo para estar muerto».
Aunque yo lo puntualizaría: “Disfruta de la vida y del amor ahora que estás vivo. Hay mucho tiempo para estar solo después de muerto».
O mejor aún: “Disfruta de la vida y del amor ahora que estás vivo, puedes hacerlo, y depende de ti. Hay mucho tiempo para estar solo después de muerto».