Dicen que el amor no hay que esperarlo, sino ir [...]
La historia Recuerdo las luces de ese club nocturno lleno [...]
Queremos sentirnos profundamente conectados con otras personas, plenamente vistos y apreciados por ellos y seguros en esas relaciones. Pero el caso es que podemos tener un millón de conocidos en nuestras Redes Sociales, pero si ninguna de nuestras conexiones se siente íntima y significativa, finalmente nos sentiremos solos.
Quizás no sentimos lo que pensamos sentir, tal vez el deseo nubla nuestro juicio y las ganas de sentir se convierten en el sentimiento.
A veces nos decimos que los clichés de las películas no son reales, que el mundo no se rige bajo las reglas de los romances de las pantallas y que las relaciones son tan únicas como las personas en ellas.
Hoy en día, existen muchos tipos de relaciones y maneras de mantenerlas. Una de ellas: basta que haya cobertura de internet y un móvil, más allá de la presencia física.
Cuando elegimos pareja, los valores interiores tienen que prevalecer por encima de todo. La vida es larga, pero el tiempo pasa demasiado rápido. Para este viaje en compañía, es fundamental el mejor compañero/a posible, pues como toda en la vida, antes o después existirá una crisis y su etapa de revisión.
¿Te ha pasado alguna vez que intentas estar con una persona y todo el proceso se convierte en una gimnasia mental? O más bien dicho, ¿en una relación que se termina convirtiendo en todo un trabajo para mantenerla y es una batalla campal?
Siempre hablamos de los red flags y las señales que te indican que no estás en el lugar correcto dentro del amor. ¿Pero y si giramos la tortilla y hablamos de los green flags y aquellos hechos que te demuestran que sí estás en el lugar correcto?
Happily Ever After es el título del cortometraje animado de origen israelí, realizado por Ben Genislaw y Yonni Aroussi, muestra cómo puede ser la vida en pareja, de no saber cómo enfrentarla.